La magia del compartir auténtico, vivido, real en aquel primer tercio de nuestras vidas” (Por: Wadim Briceño G, 5to año A, Promo 83 del CSLC).
Recordábamos recientemente (domingo 13.3.2022), que en nuestros tiempos santiagueros, más analógicos y televisivos, a finales de los 70 vimos una divertida comiquita japonesa llamada “El hombre par”, que mostraba un pequeño atisbo de lo que hoy vemos con natural sorpresa y preocupación: el desplazamiento de la realidad “real” por la realidad paralela o “virtual”.
También por esos años, a través de la caja mágica televisiva, se hicieron populares las historias de dos personajes modificados en su humanidad gracias a los adelantos de la medicina. “El Hombre Nuclear” y “La Mujer Biónica”, como recordaremos, eran verdaderos seres híbridos -humanos y biónicos a un tiempo- con atributos y poderes especiales que les permitían vivir de hazaña en hazaña y más allá de esta visones algo cándidas de las posibilidades de la biomedicina, el mundo actual de las redes y asombrosos “avatares” producto del inconcebible desarrollo de lo “virtual” o realidad paralela, era algo bastante lejano en aquellos nuestros analógicos tiempos santiagueros, plenos de vivencias y compartir de verdad-verdad.
Comidas, paseos e inéditas excursiones.
Al sonar la campana del inicio del recreo, el hambre matutina hacía cola para degustar el apetitoso menú del Sr. Conrado. Eran muy vívidos y reales los sabores de sus sanduches de pernil y queso por menos de 2bs (de aquel tiempo) promedio o también sus pasteles de queso con mantequilla y forma triangular (por 1,25 bs), siempre bien acompañado de un jugo de frutas o un papelón con limón. “Yo primero, Sr. Conrado. Yo estaba antes, ese es el mio!…no le haga caso a él (o a ella), yo estaba aquí primero…..
“Yo primero, Sr. Conrado. Yo estaba antes, ese es el mio!…no le haga caso a él (o a ella), yo estaba aquí primero. Yo, yo, yo, a mi Sr. Conrado”, eran las letanías que se escuchaban en los recreos y que Conrado ignoraba imperturbable, concentrado como estaba en atender por igual a la abrumadora chiquillada.
También recordarán los famosos cepillados y los “chupis” a la salida del cole y al terminar las clases de cada día. Muchos literalmente se metían de cabeza en el carrito del cepillero para ver los sabores que ofrecía: tamarindo, parchita, coco, kolita más el glorioso toque de leche condensada que aun hoy podemos saborear al evocar aquellos manjares helados, igual que los gloriosos perrocalientes de la esquina más cercana a la clínica La Floresta, o el amplio abanico de chucherías que ofrecía el famoso kiosko del lugar.
Tantas delicias que hicieron parte de nuestra dieta diaria, las equilibramos con la mejor y más real de las soluciones: el continuo movimiento, dinamismo y talante deportivo de nuestro tiempos santiagueros. En recreos y horas de espera entre las clases -en especial en bachillerato- además de las intensas sesiones de Educación Física, tuvimos espacios para la diversión y sana quema de grasas y carbohidratos: los divertidos paseos al Parque del Este, las escapadas al Centro Plaza, el deporte en diversas expresiones (Natación, Basket, Voleibol, Gimnasia, las carreras de velocidad en el recreo, etc) y ámbitos para su realización. ¿Recuerdan las excursiones en nuestros últimos dos años en el CSLC o el cuasimundial de futbolito de 1983?
Lo real maravilloso de tanto paraje desconocido!
Con la creación del Centro de Excursionismo “Kukenan” muchos pudieron poner a prueba sus capacidades en el mundo real, afrontar situaciones límite: exceso de lluvia como en Guatopo, largas caminatas bajo el inclemente sol (Camatagua), o remontar de noche cuestas infinitas (ascenso y acampada en el Pico Naiguatá) y descubrir maravillados paisajes de todo tipo, así como la magia de compartir dos días con sus noches con gente de otros años y promociones del Santiago, desde primero hasta el quinto de bachillerato.
El Profe Henry (alias “Cadafito Electroboy”), llevó las riendas de aquellas excursiones desmesuradas que una tonada anónima resumió en sus variadas peripecias y desventuras, y que alegremente cantamos en el bus de retorno del viaje al Parque Nacional Guatopo, un domingo lluvioso del 83:
“Un dos, dos tres…
un dos, dos tres… (Coro)
Somos excursionistas,
somos excursionistas…(Coro)
Guiados por masoquistas… y más coro…
Fuimos a Camatagua…
Y no encontramos agua…
Luego fue a Guatopo…
tremendo zaperoco
y lo mejor de esta excursión
viene a continuación:
“Un dos, dos tres…
un dos, dos tres… (Coro)
(y así seguía la canción grupal que luego narraba lo vivido en Guatopo y su naturaleza desbordada, la visita a las haciendas de café de tiempos coloniales, la lluvia -mucha lluvia- que nos cayó, las noches de surcadas por el vuelo de los murciélagos en el campamento, y las incontables travesuras que a pocos permitían conciliar algún sueño!).
P.D.: Tristemente nuestro Padre Jan, no pudo llegar a tiempo y participar en el viaje a Guatopo. El transporte que salió del CSL ese viernes cerca de las 4pm, lo esperó 40 minutos y debió partir con maś de cincuenta chamas y chamos a bordo. Por apenas 5 minutos, supimos después, nuestro amigo Jan se perdió el viaje, su incesante lluvia, el alegre volar de mariposas gigantes y atemorizantes vampiros guatopenses.
Tiempos de Fútbol…y del bueno!
El año de nuestra promoción, aun flotaba en el ambiente la repercusión que tuvo el año anterior el mundial de fútbol España 82, que muchos vimos en las casas de nuestros amigos santiagueros -los más generosos- y los que vivían más cerca del colegio.
Al terminar las clases nos juntábamos presurosos a mirar los juegos de aquel mundial memorable en que los italianos capitaneados por su mítico arquero Dino Zoff se alzaron con la Copa, luego de eliminar -contra todo pronóstico- a los brasileños comandados por el gran Zico (estelar mediocampista), y derrotar en la finalísima a los alemanes liderados por otro grande: el delantero Rumenigge. ¿Recuerdan aquel mundial, donde y con quien lo vieron y disfrutaron? Qué vivencias!
Wadim Briceño G.
5to. Año “A”, promo 83, CSLC)
Marzo 23, 2022.